Nuestra Señora de Lujan.
Antonio Farías Sáa, era un hacendado radicado en Sumampa (Santiago del Estero) que quería colocar en su estancia una capilla para la Virgen. Este hombre le pidió a un amigo que vivía en Brasil que le enviara una imagen que representara la Inmaculada Concepción de María. El amigo le envió dos, la que le había encargado y otra de la Virgen con el Niño Jesús. Cuando llegaron, fueron colocadas en una carreta y partieron en una caravana rumbo a Sumampa.
La caravana se detuvo a orillas del río Luján a 67 kilómetros de Buenos Aires, en una hacienda, conocida como la estancia de Rosendo. Al llegar el otro día los carreteros iban a proseguir con el viaje, pero la carreta que llevaba la imagen no se movía, intentaron de todas las formas posibles que caminara, bajaron la mercadería, colocaron más bueyes, pero todo fue inútil, las dos imágenes estaban en el fondo de la carreta en dos pequeños cajones.
Los carreteros retiraron una imagen y no se movió, la subieron y bajaron la otra, y la carreta marcho normalmente. En ese instante los hombres comprendieron que estaba ocurriendo algo milagroso. Al ver que la Virgen no quería marcharse se dirigieron a la casa más cercana, la de don Rosendo.
La familia se emocionó al ver la imagen y la colocaron el su casa, la noticia corrió por toda la región, y se enteraron hasta en Buenos Aires. Las personas empezaron a viajar al lugar, entonces don Rosendo construyó una pequeña capilla, entre los pajonales de la pampa, en este lugar permaneció la virgencita desde 1630 hasta 1674.
Se la llamó 'La Virgen Estanciera' y la 'Patroncita Morena'. Manuel, un pequeño esclavo que venía con la caravana y fue testigo de lo sucedido, viendo su patrón el intenso amor que demostraba a la Virgen lo dejó a las órdenes de la Inmaculada. Se lo destinó al exclusivo cuidado de la imagen, lo que hizo hasta su muerte. Se encargaba del orden en la ermita y de los vestidos de la Virgen, dirigiendo los rezos de los peregrinos. Al fallecer Don Rosendo, su estancia quedó abandonada, pero Manuel continuó, con santa constancia, el servicio que se había impuesto.
Muy preocupada con la soledad de la Virgen en esos parajes, la señora Ana de Matos, viuda del capitán español Marcos de Sequeira, propietaria de una estancia ubicada sobre la margen derecha del río Luján y muy bien defendida, no viendo ningún interés de las autoridades civiles y eclesiásticas, le solicitó al administrador de la estancia del fallecido Don Rosendo la cesión de la imagen de la Virgen de Luján. Ella le aseguró el cuidado y la construcción de una capilla digna y cómoda, facilitando la estadía de los peregrinos. Juan de Oramas, el apoderado, aceptó la oferta y doña Ana de Matos le pagó por la cesión de la imagen.
Feliz de haber logrado su propósito, la instaló en su oratorio, pero a la mañana siguiente, cuando se dirigió ahí para rezar, descubrió con asombro y angustia que la Virgen no estaba en su altar. Al buscarla se la encontró en el Lugar Del Milagro.
Se creyó en un principio que era el mismo Manuel - a quien no habían permitido en un principio acompañar a la Virgen- quien llevaba a la Patroncita Morena a su antigua morada; y hasta se lo llegó a estaquear en el piso para que no hurtara la imagen, sin embargo la Inmaculada seguía volviendo a su primer hogar.
Ello volvió a ocurrir varias veces hasta que, enterado de este nuevo milagro el obispo de Buenos Aires, fray Cristóbal de Mancha y Velazco, y el gobernador del Río de la Plata, don José Martínez de Salazar, organizaron el traslado de la imagen, acompañada por doña Ana y Manuel.”
El Padre Salvaire presentó al Papa León XIII en 1886, la petición del Episcopado y de los fieles del Río de la Plata para la coronación de la Virgen, el Pontífice bendijo la corona y le otorgó Oficio y Misa propios para su festividad, que quedó establecida en el sábado anterior al IV domingo después de Pascua. La Coronación se realizó en mayo de 1887.
Día de la virgen de Lujan.
En su día, el 8 de mayo, miles de fieles se reúnen en la Basílica de Lujan en su honor. Cada 8 de diciembre, y cada primer sábado de octubre, miles de peregrinos marchan a pie hacia la basílica de Luján desde el santuario de San Cayetano en Liniers, ciudad de Buenos Aires. La primera peregrinación juvenil, que se hace el primer fin de semana de octubre, se realizó en octubre de 1975.
Ocurrido el milagro de 1630, los troperos relataron el suceso que habían presenciado. La noticia se fue propagando de boca en boca. Año a año, la cantidad y el fervor de los fieles devotos fue en aumento. Actualmente, millones de promesantes anualmente se hincan para rendir tributo a la imagen de la Virgen María.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario